LA AGONIA DE PROTEO

LA AGONIA DE PROTEO

Editorial:
COLOFON S.A. DE C.V.
Año de edición:
Materia
Literatura / poesia
ISBN:
978-968-5807-07-4
Páginas:
134
Encuadernación:
Rústica
Colección:
HERDER
$260.00
IVA incluido
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Publicado por primera vez en 1981, La agonía de Proteo que publicamos hoy en coedición con la UNAM, constituye un paseo filosófico por la condición humana, en todo momento cambiante y en ocasiones inasible, expuesto con la lucidez ensayística y tono sencillo que caracterizan el pensamiento de Nicol. El hombre es por definición un ser inconstante, y en su constante transformación funda su propia existencia, la cual sólo se ve amenazada por la uniformidad, que es la enfermedad mortal de Proteo. Todo aparece ante el hombre como un ente cambiante: no sólo su ontología, sino la realidad misma, el tiempo. La cuestión del principio es un asunto inquietante. La realidad no es siempre como se ve. En este recorrido por las transformaciones, Nicol reflexiona sobre ese amplio abanico que define la complejidad humana: el amor, la palabra, la poesía, el arte y de ahí a la filosofía, a la ontología, a la pregunta por el logos y la dicotomía entre el bien y el mal o la lamentación por la mecanización de la existencia. El bueno se distingue; también el malo. Ser humano es ser distinto. Nadie puede perderse por cuenta ajena. ¿Quién le arrebató al hombre el privilegio de la originalidad en el bien y el mal? No habrá sido el diablo, porque también él prospera en la variedad. El hombre uniformado, el diablo uniformado, Proteo uniformado: todos están agonizando. Las palabras del propio Eduardo Nicol ayudan a esclarecer la naturaleza de este texto tan rico y diverso: “De todos [los ensayos], si son buenos, puede decirse que comienzan y acaban en cada página. Los temas son varios y permiten, casi obligan, a una lectura guiada sólo por el azar de la ocasión. El ensayo es filosofía “da camera”. Un libro que agrupe varios ensayos dispersos, o que trate de un solo tema en estilo ensayístico, es como esas obras musicales que se llaman “suites” en las que verdaderamente no hay continuidad [...] y a las que presta unidad solamente el estilo del autor.”

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