Doscientas páginas de poemas eróticos y fotografías en blanco y negro, Jamás pretendí ser inmaculada es mi más nuevo deleite literario.
Me gusta celebrar la vida con cada partícula de mí, hacerle el amor a través de cuerpos ajenos en territorios políticamente correctos y también algunos clandestinos.
Jamás pretendí ser inmaculada. De niña me soñé aventurera, alguien que bien pudiera ser el personaje de un libro, y con eso en mente he creado las situaciones que configuran mis recuerdos. Soy una mujer que sazona su existencia con incontables recetas para la lujuria en la memoria y entre los dedos.
Mi poesía de pasiones y deleite es una protesta ante lo terrible de la realidad, porque el arte puede salvarnos, porque nuestras epopeyas de la piel será lo que permanezca cuando nos hayamos ido.
Este es mi libro más personal. En cada página y en cada fotografía se encuentra la mujer de fantasías y carne y hueso que soy. Y también aquellos hombres con quienes he compartido la cama, el cuerpo, el deseo y la libertad.
