Ante el gran reto que tienen los operadores jurídicos y la gran oportunidad de no sólo observar un cambio de paradigma procesal, sino poder ser parte de ello, pudiendo reconciliarse con la sociedad, siendo en este proceso penal uno de los grandes retos la oralidad, que es un herramienta vital para el sistema penal acusatorio de acuerdo a la reforma constitucional que no sólo se ha venido dando en los países latinoamericanos desde los años noventa, sin que México sea la excepción, pues se dio en el año 2008, siendo la oralidad vital pero solo se va utilizar en algunos momentos procesales, ya que como todo sistema híbrido también tiene su parte escrita. Así, podemos hablar, como lo refiere el autor, que la oralidad suscita a tomar la palabra con la argumentación, con la reflexión de que las cosas son distintas, siendo algo nuevo a lo cual no estamos acostumbrados, ya que el sistema era predominantemente escrito y ahora, al contrario, predominará la oralidad y, con ello, la forma de comunicación oral será vital para el sistema y la argumentación, implicando la especulación de los operadores jurídicos para determinar qué argumentos serán los adecuados. El autor establece en la obra de manera muy significativa la importancia del sistema penal acusatorio, haciendo especial énfasis en la justicia restaurativa, ya que con ella se procurará el descongestionamiento del sistema penal, para determinar las actuaciones de las partes en cada una de las etapas, tomando en cuenta la deontología jurídica, para que no se haga un procedimiento de mera inercia, sino un actuar tomando en cuenta el deber ser, con base en una dogmática y, con ello, una sistematización que permita un proceso justo, siendo así congruente al actuar de los actores.
