Si el relato policiaco es la expresión más temprana de la vida y la ciudad modernas, ¿quién mejor propone Chesterton que un sacerdote para descifrarla? Surge así uno de los más entrañables personajes literarios, el padre Brown. Armado con una sombrilla y el profundo conocimiento de lo humano adquirido en el confesionario, el despistado cura para quien desacreditar la razón es mala teología desentrañada crímenes y misterios en los que la verdad elude tanto la fría deducción como la crédula explicación paranormal.