EL VIEJO Y EL MAR

EL VIEJO Y EL MAR

Editorial:
LAPISLAZULI EDICIONES S.A. DE C.V (EXODO)
Materia
L i t e r a t u r a
ISBN:
978-970-9087-29-1
Encuadernación:
Rústica
Colección:
COLECCION ALDONSA
$60.00
IVA incluido

Cantar del Mío Cid. El Poema del Cid es el primer gran monumento literario de la lengua castellana. Se ha discutido mucho acerca de la fecha en que fue escrito, pero la crítica moderna afirma que se produjo a mediados del siglo XII, alrededor del año 1140. El único manuscrito que del poema se ha conservado data de 1307 y se debe a la pluma de Per Abad, copista que se ha tenido algún tiempo como autor del famoso poema épico. Este manuscrito carece de la primera hoja y de dos hojas interiores. Desgraciadamente, no pudo influir en la literatura castellana hasta fines del siglo XVIII, en que fue conocido el original. Lo público Tomás Antonio Sánchez en 1779. El erudito que con más solicitud se ha preocupado del problema, quien mejor lo ha estudiado, es Ramón Menéndez Pidal, cuya edición de 1907 ha sido constantemente retocada y mejorada por el mismo. Ruy Díaz de vivar fue un personaje histórico de la nobleza castellana. Sirvió a Sancho II y acogió con reservas a Alfonso VI. Según parece, figuró entre los caballeros que tomaron a Alfonso juramento de no haber intervenido en el asesinato de su hermano Sancho en Zamora. El Cid se enemistó con el rey y pasó al servicio de los árabes de Zaragoza para pelear contra los catalanes, a los que venció repetidamente. Después de diversas alternativas en sus relaciones con el rey de Castilla, tomó valencia con sus tropas leales y se sostuvo en ella desde 1094 hasta su muerte, en 1099. Parece que su esposa Jimena permaneció en valencia tres años más, hasta que regresó a Castilla, una vez que la ciudad levantina fue incendiada por Alfonso VI en 1102. Pero la leyenda agrandó su figura y la convirtió en símbolo de la grandeza y el valor del alma castellana. Se discute si el motivo del destierro del Cid arranca del juramento que tomó al rey de manera durísima o de la acusación que pesaba sobre él de haberse quedado parte del impuesto que había ido a cobrar a los reyes moros andaluces. Consta el Cantar de Mío Cid de tres mil setecientos treinta versos, que oscilan entre diez y veinte sílabas, aunque con marcada tendencia al verso de dieciséis. El lenguaje es sobrio e indica un grado de evolución gramatical y literaria demasiado avanzado para tratarse del primer monumento literario de una lengua. Indudablemente hubo cantares de gesta anteriores al poema, que se han perdido. El estilo de Mío Cid es enérgico y conciso. Su realismo es extraordinario. La geografía del poema es real y exacta y puede seguirse el curso de los acontecimientos narrados en el poema con un mapa ante la vista. La teoría de que no hace otra cosa el autor que desarrollar en métrica alejandrinizante los romances populares, hoy no es tomada en serio. Según ella, el poema sería muy inferior a sus modelos. La influencia francesa que se nota en algunos pasajes no disminuye el carácter netamente castellano del poema y su sentido nacional. El Cantar del Mío Cid es la epopeya de Castilla, el canto épico de un pueblo en lucha durante siglos con terribles enemigos, a los que acabó por vencer y arrojar al territorio peninsular de Iberia. La presente obra, Poema de Mío Cid, valiosa joya de la literatura clásica, contiene dos versiones (español antiguo y español moderno, además del Romancero del Cid, que completa la obra), pudiéndose apreciar claramente toda la riqueza del lenguaje tanto en contenido como en lenguaje.
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