«El sufí es como un borracho, pero no bebe vino. Está saciado sin haber comido. Es comparable a un rey, pero va vestido de harapos. Se parece a un tesoro que está escondido debajo de escombros y es poseedor de cien soles, estrellas y lunas. El sufí conoce la verdad universal que no se aprende en los libros».