Explorar la costumbre milenaria de comer chapulines vivos o muertos, frescos o secos, guisados de las formas más variadas, no se reduce a la presentación de un recetario suculento, sino que implica sumergirse de lleno en el panorama de la entomófagia en México, su origen, su huella cultural en las civilizaciones antiguas y los testimonios aún presentes en diversas culturas indígenas de México y de otras regiones del mundo. Esta aproximación antropológica, económica, histórica y sociocultural de los procesos de recolección, conservación y comercialización del chapulín cuenta con el enfoque científico de la autora (datos y precisión explicativa) y el diseño inspirado en las obras científicas del siglo XIX, con ilustraciones de campo detalladas y mapas de localización, pero con el toque distintivo de nuestras ediciones: fotografías originales y provocativas de los lugares, las prácticas culinarias de todos los sectores sociales y, por supuesto, tomas muy de cerca de los Orthoptera Pyrgomorphidae Sphenarium, la familia de los chapulines. Como punto de partida tenemos la investigación especializada de la doctora en ciencias Julieta Ramos Elorduy sobre los insectos como fuente de proteína y posible alimento del futuro. Fuera de la excentricidad inherente a la ingesta de insectos, a la repulsión que puede provocar en algunos comensales y a la acalorada defensa de especialistas, Acridofagia es un libro que descubre un paraíso gastronómico dentro de la cocina mexicana. Trata de un mercado en potencia, de nuevos sabores y de una cultura que se ha mantenido a ras del suelo durante milenios sin perder popularidad. Comer insectos, en específico chapulines, continúa siendo una propuesta arriesgada y, sin embargo, incluir en recetas a estas criaturas cada vez va teniendo mayor acogida en las corrientes más vanguardistas (ecológicas, sustentables, experimentales) de la gastronomía.
