Del folio a la escena; del papel al espectáculo. La palabra escrita convertida en palabra actuada parece haber sido –a lo largo de la vasta evolución del hecho teatral –uno de los pilares que adjudica sentido a éste. El hecho escénico, que no tuvo su origen en la escena misma, comenzó siendo una palabra que se desarrolló en la dolorosa confrontación con un papel en blanco, o bien una palabra que fue buscando un hueco en esa otra magnitud de la dramaturgia que ha dado en llamarse creación colectiva.