Antes trabajaba en un circo. No se sabía bien qué hacía. Es un experto dando vuelta las cosas. De arriba a abajo. Y de abajo a arriba. Los zapatos, no se los saca nunca. Los amigos imaginarios andan siempre por ahí. Cuando hay mucha gente, se asustan un poco y quedan quietos en su lugar. Adoptan formas de objetos comunes: tijeras, dedales, lámparas, gomas de borrar. De esta manera, pasan inadvertidos. Y nadie se da cuenta que están donde están. Luego, cuando no hay sospechoso alrededor, vuelven a ser como siempre. A veces, se ponen a contar cuentos. Unos son más conversadores que otros. Pero todos te entienden, aún si hablar. También pueden quedarse en silencio... Y escuchan todo lo que hay para escuchar.