Una espléndida mañana de verano a finales del siglo XVIII, mientras Europa se bate en guerra y en las islas Británicas se teme una invasión de las tropas revolucionarias francesas, dos viajeros coinciden en Edimburgo en la parada de la diligencia con destino a Fairport, en la costa oriental de Escocia. Uno de ellos es el señor de Monkbarns, cuya pasión son la arqueología y los libros antiguos: está convencido de que en sus posesiones se oculta un campamento romano. El otro es un joven apuesto y callado que solo dice llamarse Lovel y viajar tanto por negocios como por placer. Una vez en Fairport, la identidad y los propósitos del joven no solo serán la comidilla de la población sino que conducirán a arrebatados y peligrosos lances.