No cabe duda que la búsqueda de la perfección ha sido uno de los grandes retos de la civilización en los últimos cien años. Cada vez convivimos más con productos que rara vez se descomponen o fallan. Los consumidores actuales exigen un alto nivel de diseño y construcción en todo lo que utilizan en su vida diaria y por lo mismo su tolerancia ha disminuido de manera significativa. La arquitectura, por ende, no puede ni debe apartarse del movimiento moderno en el que vivimos. Debemos entender que el hábitat que diseñamos y construimos demanda adecuarse a las necesidades actuales, las cuales están cambiando rápidamente. Ello nos ha conducido a explorar materiales, instalaciones especiales y nuevas tecnologías arquitectónicas que hagan de nuestros proyectos, proyectos realmente inteligentes, respetuosos del medio ambiente, cada día más autosustentables y lo suficientemente moldeables para ir adaptándose a los nuevos requerimientos y formas de vida de sus habitantes.
