Al Norte de Jamaica, el pequeño Bob Marley pasa horas escuchando música en una vieja radio. Los ritmos caribeños, las tonadas del blues y las canciones de su madre tocan el alma del joven jamaiquino, quien más tarde dará vida a la música reggae. Sus melodías dieron voz a las luchas cotidianas y a la problemática de su país; capturó con nitidez la difícil situación de los pobres y los oprimidos, e introdujo en su música el amor y la paz de la espiritualidad rastafari.