La enfermedad de Parkinson, descrita en 1817 por el médico inglés James Parkinson como la "parálisis agitante", es un trastorno neurodegenerativo que afecta a varias áreas del cerebro. Es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente, después de la enfermedad de Alzheimer, en los mayores de 65 años. Actualmente aún no se ha encontrado cura para esta enfermedad, por lo tanto los tratamientos se basan en aliviar y controlar los síntomas que van surgiendo y mejorar el estado funcional para poder realizar las actividades básicas de la vida diaria. El objetivo primordial es intentar mantener el mayor tiempo posible la independencia funcional para que la persona pueda disponer de una buena calidad de vida. Para conseguirlo, hay que reconocer el protagonismo que tienen los familiares y cuidadores en el desarrollo de la enfermedad.
