Tiene ante usted un libro que permaneció más de medio siglo escondido, arrumbado en el olvido, disfrazado con una sobre-cubierta de cartón, tal vez para evitar que fuera leído, incluso el original no consigna autor, fecha, lugar ni editorial; motivado tal vez por la homofobia de la que eran objetos las lesbianas, que vivían en el anonimato ocultando su preferencia sexual, sin poder ejercer su sexualidad libremente, renunciando con esto al amor y al placer. Desde la Antigüedad el amor entre personas del mismo sexo ha sido condenado, en el caso de las lesbianas se les ha considerado como personas infelices, anormales, miserables, defectuosas e indeseadas. Sin embargo, existen estudios científicos que nos muestran que un gran porcentaje de mujeres tienen interés erótico por otras mujeres, sin que esto sea considerado anormal; los mismos estudios señalan que a las mujeres que han tenido relación con otras mujeres y se les pregunta si están arrepentidas, la respuesta es un ¡no! rotundo, lo que demuestra que ellas eran felices, o al menos disfrutaban sus relaciones homosexuales, tal vez porque contrariamente a los hombres, las relaciones entre mujeres se fundan no sólo en la conducta sexual o la atracción erótica, sino más bien en el afecto, vinculándose emocionalmente. Este libro fue escrito (seguramente) por una mujer que amaba a las mujeres y no por una lesbiana que gustaba de escribir, debe ser leído no oculto de las miradas recriminadoras, sino a la luz que da la naturalidad de la búsqueda del placer erótico, porque se trata de unos relatos seductores que arrastra al címax del erotismo femenino, al deseo fálico, seduciéndonos en la medida que avanzamos en su lectura.
