En los cuentos de Galdós se puede observar la evolución formal y teórica del principal narrador español del XIX, así como las preocupaciones, obsesiones y motivos que salpican también sus novelas. Forman parte, pues, todos estos cuentos, pese a su rareza, de un mismo universo narrativo, el que Galdós crea durante medio siglo de trabajo incesante. En los cuentos aquí seleccionados se advierte la reiteración de ideas y motivos típicamente galdosianos, caso de su concepción del amor, de la Naturaleza, del fracaso, de la soledad, etc. Además, sobresale en estos relatos la repetida presencia en ellos de mitos clásicos, que Galdós reelabora y recrea con absoluta libertad: "Ícaro, Eros, Odiseo (sin su Ítaca), Adán y Eva y su jardín señoreado por dos, árboles mágicos, que Galdós ve como uno solo ("Celin"), son algunas de esas historias nucleares en la conciencia de Occidente, que nuestro soñador en público reelabora en voz alta" (Alan E. Smith, Los cuentos inverosímiles de Galdós en el contexto de su obra)