La zona de estar por excelencia es la sala de la casa, aunque puede desempeñar ese papel cualquier otro sitio, siempre y cuando sea cómodo, apacible y bien iluminado; desde un espacio abierto, como una terraza, hasta una habitación más íntima, como un estudio. La sala es una zona de estar a al que tiene acceso la familia y los invitados, posee la virtud de que suele definir el estilo de toda la casa desde el punto de vista arquitectónico y del diseño interior, como la solución del espacio, las circulaciones, la comunicación interna, entre otros elementos. De igual forma determina el tipo de mobiliario, su distribución, la decoración, los colores, las texturas y los detalles. Otra zona de estar es el estudio, aunque se trata de un sitio más personal, desempeña un servicio específico para algunos miembros de la familia y quizá por eso su acceso podría ser más restringida; debe reunir ciertas condiciones estilísticas que le permitan integrarse a todo el concepto. La terraza, por su parte, es un espacio abierto al entorno, se conecta visualmente con toda la casa y en general con el ambiente, pero responde más bien a que los usuarios puedan contar con un lugar relajado, informal, pensado para el reposo, para tomar un refrigerio a la intemperie en una casa de verano en la montaña o en la playa, o una residencia en las zonas altas de la ciudad. En las construcciones modernas, la sala puede compartir el espacio con el comedor, separada sólo con un cambio de textura en los pisos, en el color de los muros, ciertos acentos en la decoración o detalles en la ambientación o en la iluminación. En cualquier caso, la forma de resolver la apariencia de este tipo de habitaciones ilustra la personalidad de sus habitantes y la capacidad del arquitecto para interpretarla.
