DIARIO DE FRIDA KAHLO EL

DIARIO DE FRIDA KAHLO EL

Editorial:
LA VACA INDEPENDIENTE
Materia
L i t e r a t u r a
ISBN:
978-968-7559-10-0
Páginas:
296
Encuadernación:
Rústica
$495.00
IVA incluido

A Frida Kahlo la vi una sola vez. Pero antes, la escuché. Yo asistía a un concierto en el Palacio de Bellas Artes en la ciudad de México. La construcción se inició bajo la dictadura de Porfirio Díaz en 1905 y refleja los gustos de la élite mexicana de la vuelta del siglo. Un mausoleo italianizante de mármol blanco, diseñado en el más puro estilo pastel-de-novios, el Palacio permaneció en estado de suspensión física y estética durante los treinta siguientes y revueltos años. Cuando al cabo fue inaugurado en 1934, el merengue congelado del exterior había sido radicalmente negado por el interior estilo Art Déco -una reverencia más al gusto de otro día-. Las espléndidas escalinatas, las balaustradas y los corredores brillaban con reflejos de cobre pulido y espejos biselados, en tanto que los muros se adornaban con las figuras enojadas, a veces estridentes, de Orozco, Rivera y Siqueiros. El auditorio del Palacio era, sin embargo, el santuario supremo del Art Déco, culminando con un magnífico telón de vidrio diseñado por Tiffany que describe los volcanes que son corno los guardianes del valle de México: el Popocatéptl y el Iztaccihuatl. Un sutil juego de luces permitía al espectador, durante los intermedios, pasar de la aurora al crepúsculo en cosa de quince minutos. Cuento todo esto sólo para decir que cuando Frida Kahlo entró a su palco en el teatro, todas las distracciones musicales, arquitectónicas y pictóricas quedaron abolidas. El rumor, estruendo y ritmo de las joyas portadas por Frida ahogaron los de la orquesta, pero algo más que el mero sonido nos obligó a todos a mirar hacia arriba y descubrir a la aparición que se anunciaba a sí misma con el latido increíble de ritmos metálicos, para en seguida exhibir a la mujer, que tanto el rumor de las joyas corno un magnetismo silencioso, anunciaba.