Los días de Manuel transcurren tranquilamente en un pequeño pueblo minero de los Andes. Juega con sus primos y mira a su abuela tejer mientras come cacahuates. De repente, todo su mundo cambia: su madre y su abuela son asesinadas sin que él pueda siquiera comprender la razón. Es entonces cuando conoce a un joven misionero: el padre Casla. Una figura que cobrará mucha importancia no sólo en su vida sino también en la del poblado entero. En esta novela se entremezclan la historia personal de una familia y la de un pueblo. En sus páginas se muestran los grandes valores que impulsan este relato: la solidaridad, el trabajo, la valentía y todos aquellos que permiten conformar una comunidad ejemplar. Un libro que, sin duda, vale la pena leer pues no sólo cuenta una interesante y apasionante historia sino que nos invita a reflexionar profundamente sobre nuestro propio entorno.