Acercarnos a los textos escritos por mujeres en reclusión que aquí presentamos, es acercarnos a la indiferencia humana, al desamor y a las carencias materiales y espirituales. Su lectura no puede menos que sobrecogernos, porque despierta en nosotros impotencia y culpa que preferiríamos no experimentar nunca. Estos sentimientos nos acosarán como fantasmas impertinentes hasta que encontremos la manera de redimir las injusticias que los provocan. Acercarnos a los textos escritos por mujeres en reclusión que aquí presentamos, es también acercarnos a la fortaleza humana, a la esperanza escondida detrás de la desesperanza más profunda, al amor a pesar de todo, a las manifestaciones de solidaridad en las circunstancias más hostiles y a la añoranza de Dios en medio del infierno. Escribo para descubrirme, para saber quién soy. Escribo para darle voz a mi inconformidad. Escribo para mirar mis huellas. Escribo para exorcizar mis dolores. Escribo para descifrar mis desamores, para revivirlos, para eternizarlos. Escribo para nombrar mis pasiones. Escribo para tocar a Dios. Escribo para curar mi alma. Escribo para rescatar mi humanidad. Escribo en búsqueda de sentido. Escribo para seguir viviendo.