Cuando me siento agradecido, me pongo feliz con lo sucedido y, en consecuencia, con aquellos, o aquello, que hizo posible que eso ocurriera. En un mundo donde se busca el placer inmediato, las personas se cansan fácilmente de aquellas cosas que hasta hace poco, les daban placer. Por eso, es fundamental enseñarles a los niños esa virtud que nos ayuda a prolongar ese sentimiento “gustoso” de las cosas.
Ayude a su hijo a aprender virtudes leyendo divertidas historias. Al final del libro, usted encontrará importantes consejos escritos por un psicólogo.