Como en las tragedias comienza con un gesto banal: Norbert Monde, cansado y desencantado, constata que su cuarenta y ocho cumpleaños ha pasado inadvertido para todo el mundo y nadie se ha acordado de felicitarlo . Ha acudido a su empresa como cada día, pero una vez allí le han invadido un repentino e incurable desapego hacia lo que le rodea. Y decide huir, cuando su mujer se presenta en la comisaría para denunciar tan extraña desaparición, poco sospecha que, sin haberlo decidido de antemano, Monde se ha ido para no volver.