No es fácil explicar el fenómeno I Ching en términos occidentales. No se trata simplemente de transmitir conceptos, sino de contemplar en su enseñanza el marco de una mentalidad totalmente diferente de la nuestra. Si bien las Mutaciones se pueden trasladar al plano de otras culturas, el ser humano de Occidente tiene ante la vida otra visión y otra actitud. No estoy muy convencido de los esfuerzos por adaptar el I Ching a la cultura occidental, poruqe de esta manera se pierde el trabajo espiritual del individuo por comprender una dimensión mística que hasta el momento es inexplorada para él. En tal sentido creo que la mejor forma es, en lo posible, compenetrarse con el sentimiento de la cultura china y su filosofía. No es cuestión entonces de adpatar el I Ching a nuestra visión del mundo sino de reelaborar, en cambio, nuestros esquemas en función de los valores de una civilización milenaria que le ha dado a Las Mutaciones su particular naturaleza. Cuanto más busquemos asimilar el I Ching dentro de los parámetros propios de su cultura, tanto más fácil nos resultará su comprensión. Por el contrario, un mayor esfuerzo por hacerlo entendible a nuestra mentalidad occidental nos alejará cada vez más de su esencia.
