Fustel de Coulanges, un gran sociólogo, a la par que singular historiador, tiene en La ciudad antigua su creación más popular. Esta obra, que parece más bien literaria por la singular calidad con que fue escrita, constituye una fuente amena, a la vez que erudita, para conocer los sistemas sociales de los pueblos antiguos, tanto de Roma como de Grecia; y de paso, tener una noción cabal de los problemas sociológicos derivados de la religión y del derecho. De Coulanges alcanza en el campo de los juristas una relevancia singular debido a la agudeza de sus observaciones, a la profundidad con que analiza los antecedentes de la legislación, por la concatenación que encuentra entre los hechos y las creencias. La lectura de esta obra es de enorme actualidad porque la profundidad con que caló en el mundo antiguo le permitió a su autor sentar principios válidos para varias épocas. La ciudad antigua es uno de los libros más bellos, está impregnado de pasión y sentimiento, de emoción, que hace que la lectura se deslice placenteramente.