"Cinco faules. ¡La número cinco, fuera!". Así terminaba el partido para Andrea, que se iba a la banca con la cabeza agachada y unas ganas tremendas de llorar. ¿Por qué siempre cometía tantas faltas? Ella sólo quería evitarla canasta. Ni modo, era así, una jugadora apasionada, o mejor dicho, la más faulera. Su vida giraba alrededor de una balón de básquet. Prefería entrenar que ir a una fiesta. La gustaba más el uniforme que un vestido. Pero la vida no se trata de lo que más nos gusta...