Los niños de hoy padecen muchos estados emocionales aflictivos: ansiedad, miedo, estrés, soledad, insatisfacción, abatimiento, etc. Además suelen tener una mente dispersa que les impide rendir en los estudios o concentrarse mejor en sus actividades. Por ello, la práctica de la meditación es muy aconsejable para los niños y adolescentes.