Durante los dos últimos siglos, la filosofía occidental se ha desarrollado a la sombra de Hegel, de cuya imponente influencia cada nuevo pensador trata -en vano- de escapar, ya sea en nombre de la voluntad prerracional, del proceso social de producción o de la contingencia de la existencia individual. El idealismo absoluto de Hegel se ha convertido, pues, en el hombre del saco de la filosofía, ocultando el hecho de que Hegel mismo es el filósofo fundamental de un momento histórico, el de la transición a la modernidad, que presenta grandes similitudes con nuestro presente. A medida que el capitalismo global se derrumba, estamos asistiendo a una nueva transición. En Menos que nada, la obra magna que culmina el arraigado compromiso del autor con el legado hegeliano, Žižek sostiene que es necesario no ya regresar a la filosofía de Hegel y emularlo, sino ir más allá incluso del propio Hegel. Este enfoque no solo permite a Žižek diagnosticar y valorar nuestra situación actual, sino además establecer un diálogo crítico con los principales hitos del pensamiento contemporáneo; con Heidegger, Badiou, el realismo especulativo, la física cuántica y la ciencia cognitiva. Pues la modernidad comenzará y terminará con Hegel.