Momento histórico el despertar del sindicalismo europeo a principios del siglo XIX, e igualmente hermosas las luchas de los trabajado-res mexicanos al despuntar el siglo XX, cuando enfrentaron los episodios de Cananea y Río Blanco, que nunca serán suficientemente recordados; acontecimientos que marcaron el principio del fin del régimen feudal burgués del presidente Díaz y de los científicos, y contribuyeron a la formación de la conciencia obrera de que nada podían esperar los trabajadores de los de arriba y de que todo tendría que ser obra suya. El movimiento obrero nacional, con las palabras de Salvador Díaz Mirón, tuvo que advenir a este valle de lágrimas, como el león, para el combate. ¿Habrán respetado los trabajadores el legado de Cananea y Río Blanco? ¿Habrán sido de verdad los leones de la lucha social? Unas pocas anécdotas ayudarán tal vez a quienes gusten de buscar la verdad. Relata Luis Araiza 1 que el 7 de septiembre de 1912, durante la presidencia de Francisco I. Madero, varios trabajadores fueron encarcelados de la manera más injusta, en una represión más del trabajo, hasta el doce de aquel mes, fecha en la que la Casa del Obrero Mundial inició la marcha de su gloriosa trayectoria. Ahí estuvieron, entre otros personajes ilustres, Serapio Rendón, Jesús Saravia, Antonio 1. Villarreal, Antonio Díaz Soto y Gama, Agustín Aragón, Isidro Fabela, el tipógrafo Rafael Quintero y José Santos Chocano.