Cierta tarde lluviosa, Gretchen Rubin tuvo la idea de revisar todos los elementos de su vida, en principio bastante satisfactoria, y averiguar qué tenía que hacer para ser más feliz. Decidida a cambiar todas aquellas cosas que no cambian por si solas, emprendió un nuevo proyecto con un objetivo claro; ser más feliz. Para ello decidió concentrarse a lo largo de un año en estudiar la felicidad y en poner en práctica actos concretos que incrementaran sus niveles de dicha. A través de propósitos tan sencillos como reír en voz alta o estimular la mente emprendiendo una nueva actividad, dedicaría cada mes a una de las esferas que, según los expertos, definen la felicidad: trabajo, matrimonio, dinero, ocio, espiritualidad.