Con un ritmo imparable, una baraja de técnicas literarias y un espíritu poético imbatible para acometer un tema tan candente como las desapariciones forzadas en México, Ethel Krauze da muestra en esta novela de su capacidad para renovarse en la permanencia de su profundidad y de su lirismo. Este libro no debió ser escrito. Pero las voces que lo componen se rebelaron, abriéndose paso en forma de correos electrónicos, mensajes en redes, diarios, cartas, murmullos... Voces que empiezan a emanar de los chillidos de los pájaros, de los cauces de los ríos y de las crecientes nervaduras de las plantas.