La libertad parece un asunto simple: todas nuestras elecciones han de ser válidas si conducen a nuestro propio bienestar.
Pero incurrimos en decisiones que pueden dañarnos: fumar, llevar una dieta desbalanceada, gastar en cosas innecesarias..., actos de disfrute cuyas consecuencias pueden ser lamentables. Cass R. Sunstein considera, que para ponerle un alto a las malas elecciones, solo falta un "empujoncito": sea en la forma de programas de ahorro automatico o campañas de salud alimentaria, las políticas públicas pueden mejorar la navegabilidad por el mundo de decisiones difíciles sin hacer uso de la coerción violenta.