La concepción generalizada sobre el suicidio, al que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera como un problema grave de salud pública, está relacionada con un comportamiento intencional autodestructivo llevado a cabo por una persona en una etapa de su vida altamente sensible, agravado por un contexto familiar vulnerable que no puede impedirlo. Sin embargo, como lo planteaba Durkheim, existen también aspectos sociales que hacen más compleja su causalidad; este acto deliberado cuya finalidad es la destrucción de la vida propia se produce en todo tipo de sociedades, con profundas repercusiones en el tejido social y cultural. La intencionalidad del suicidio es el elemento principal que incrementa la complejidad del fenómeno, pues en la decisión intervienen factores psíquicos, físicos y sociales, pero también lo contingente. En esto último reside la cuestión criminológica: diferenciar la posibilidad de accidente de un homicidio potencial. Hilda Marchiori realiza un análisis integral de los temas fundamentales acerca del suicidio mediante una estructura de desarrollo funcional y con rigor teórico: concepto, aspectos sociales, advertencias suicidas, pacto suicida y suicido grupal, intentos-tentativas suicidas, depresión y suicidio, reproche social-penal, asistencia y prevención del suicidio, que ayudan a comprender aún más el proceso y las motivaciones profundas que conducen de las ideas de muerte al acto.