¿Tía, yo? ¡Tía su abuela!" Pues claro que una no quiere que la tachen de tía. Al menos según el inconsciente colectivo, las tías son unos seres peinados con base ligerita, ataviados con amplios vestidos de flores, y expiden perennemente un olorcito peculiar, mezcla de naftalina y crema Nivea. Así son, al menos, las que aparecen en las caricaturas, películas y novelas, y así se instalaron en nuestra imaginación, sin importar que en la vida real nuestras tías hayan sido unas mujeres dinámicas que andaban todo el día en shorts y chanclas, mientras planeaban su próximo viaje al Amazonas, ni que hayan aborrecido -con toda razón- la crema Nivea.