TALAVERA DE PUEBLA LA

TALAVERA DE PUEBLA LA

Editorial:
ARTES DE MEXICO Y DEL MUNDO, S.A.
Materia
E n t r e t e n i m i e n t o
ISBN:
978-977-03-0049-7
Páginas:
88
Encuadernación:
Rústica
Colección:
ARTES DE MEXICO
$300.00
IVA incluido
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Talavera es un término lleno misterio, Como misterioso es que lo empeñen en obtener de la tierra objetos vidriados y pintados que, al chocar entre sí, suenan a campana ronca, y llaman nuestra atención por su belleza. La loza que conocemos Como Talavera de Puebla es, sin duda, uno de los temas mayores de las artes tradicionales de nuestro país y, sin embargo, no había sido objeto de una monografía de Artes de México durante los casi 30 años de sus épocas anteriores. Este tercer número de la nueva época de nuestra revista es, sobre todo, una invitación a descubrir o a conocer mejor ese mundo fascinante de la Talavera. Aunque tanto la loza como el azulejo Son hechos deTalavera, por ahora nos limitaremos a presentar lo que concierne principalmente a la loza, dejando los azulejos para otra monografía de Artes de México. La alfarería de Talavera es un arte ligado históricamente a ciertos espacios: la cocina, la iglesia y el convento, la fachada de la casa y su interior, más el espacio del taller, donde los rituales centenarios del artesano se repiten, Este arte, que es espacial como la escultura, tiene además un espacio interno: el de la imaginería representada sobre sus superficies. Estos espacios forman un mundo donde realidad y fantasía se comunican, donde las manos que hacen y compran y venden se combinan con las manos que pintan las formas de sus Sueños sobre una jarra, o que se enamoran posesivamente de una vasija. ése es el mundo de la Talavera, otro mundo en nuestro mundo. La cocina poblana es uno de los primeros ambientes naturales de la Talavera: azulejos en los muros y hasta en los techos y recipientes de alimentos a punto de ir a la mesa se unen formando una "arquitectura culinaria" donde el espacio interior de la cocina es como un gran reflejo de los platillos típicos de Puebla, ricos en sabor, originalidad y colorido. La cocina de azulejos y la vajilla de loza blanca vidriada son como cámaras de ecos donde los platillos reciben también el condimento visual de la Talavera. Así, al placer de la comida, la Talavera añade otro que penetra ojos y que, como el de los alimentos, es un placer compartido. En un tipo muy diferente de cocina, en las farmacias de otras épocas, abundaban los recipientes de Talavera por ser prácticos y muchas veces hermosos. Su interior era impermeable y en su exterior se mandaba escribir, desde antes de entrar al horno, el nombre de las hierbas o sustancias que albergaría, lo mismo que el emblema de la orden religiosa que encargaba la pieza, si ésta estaba destinada a la farmacia de algún convento. La iglesia y el convento son otros espacios naturales de la Talavera. En ellos abundaban los objetos que, como los lebrillos, se utilizaban en los rituales más importantes, como el bautizo, o en los más banales, como lavarse día a día pies o manos. En la Talavera de iglesias y conventos convergen los gestos sagrados y profanos de una comunidad. En la vida de los conventos, la loza vidriada era una especie de centro brillante, pero modesto, de la vida en común. Por otra parte, en sus fachadas, las iglesias se cubrían de Talavera

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