Esta novela narra las aventuras y desventuras, las alegrías y las penurias, las vivencias y las memorias de Currecha, o lo que es mismo, de Aurora Correa, quien cada noche cuenta a su nieto Alonsillo un episodio de sus años infantiles y preadolescentes desde su llegada a México en 1973 juntos con otros quinientos niños que salieron huyendo de una guerra fratricida y que encontraron en la religión michoacana un segundo hogar.