Smith sostiene que los sentimientos morales no sólo regulan el comportamiento individual, sino que también son fundamentales para la estructura y el funcionamiento de la sociedad. A través de la interacción de simpatía y el juicio del espectador imparcial, emergen normas y valores sociales que contribuyen al bienestar común. Aunque la obra no es un tratado económico, sienta las bases para ideas que Smith desarrolla en La riqueza de las naciones, destacando cómo la búsqueda del interés propio, moderada por la justicia y la simpatía, puede llevar al bienestar general de la sociedad.