Si bien escribió muy poco sobre cine, Félix Guattari era cinéfilo. Le interesaban particularmente las apuestas y desafíos políticos que implicaba en tanto máquina de subjetivación, se trate de los films radicales post-1968 como de las producciones a gran escala de Hollywood. “El cine es político cualquiera que sea su objeto (…) En cada producción, en cada secuencia, en cada encuadre, se elige entre una economía conservadora libidinal y un quiebre revolucionario.” De modo que, por más inesperado que sea, no resulta extraño que en un intento de pasar a la acción haya probado suerte con la realización de un film de ciencia ficción, un género que en los años ochenta había logrado capturar el anhelo por una forma de vida alternativa que alimentaba los proyectos contraculturales, en la posibilidad mesiánica de la vida en otras galaxias.