Qué pasaría si el mexicano en verdad se beneficiara de su tan cacareado ingenio, en vez de convertirse en un machito que se agarra a trompadas por nada, pero que se acobarda cuando debe comportarse como hombre? ¿Cómo seríamos si no nos contentáramos con "solucionar" los desperfectos con un clavito y un alambrito, y añadiéramos más clavitos y alambritos? ¿Qué pasaría si nuestro intelecto no cayera tan dócilmente en las trampas de los estereotipos creados por gente que durante siglos se ha beneficiado de ellos: los gobiernos, la aristocracia, la televisión, la industria musical? ¿Cómo seria el lenguaje de ese mexicano si no se estancara en la repetición de los predecibles clichés mediáticos y evolucionara para expresar lo que su ingenio fuera descubriendo? Mucho mejor aún, ¿qué pasaría si ese ingenio y ese lenguaje, con la rapidez y la contundencia que tienen los comentarios de los vaguitos en las esquinas y los grupitos de secretarias chismeando sin piedad sobre sus jefes, crecieran para vernos a nosotros mismos tal cual somos?... Sería como si un mexicano llegara a un país extranjero llamado México.