Levantar la voz para decir al mundo, su mundo y el nuestro. Y en el mundo, cosa por cosa, decir YO. Que enorme y deliciosa proeza: en una obra escrita sobre las cosas que nos rodean, estar y ser presencia contundente. Enorme presencia inteligente y bella, reflexiva y vital. Cada capítulo, una cosa que habla de quien escribe, de quien nos cuenta todo esto, pero que al hacerlo a profundidad logra hablar de nosotros.