Para que la china poblana se consolidara como un emblema nacional fue necesario lograr un concenso de voces, interpretaciones, historias y leyendas. Y es que a diestra y siniestra, estudiosos, escritores , poetas, políticos, periodistas y simples amateurs habian repetido las versiones que afirmaban la mexicanidad de dicho personaje. Aunque desde luego, hubo algunas voces disidentes, llama la atención el, por así decirlo acuerdo general sobre la china poblana como auténtica representante de la mujer mexicana. Cierto es que la leyenda marcaba su origen en lejanas tierras de oriente, en la India o en la mismisima Conchinchina; pero aun así su mexicanidad no era puesta en duda.